(Hiroshi Nakamura)
Leo que en Japón tienen una palabra
para designar el agua que se da a los moribundos:
shinimitzu.
Y por asociación escribo chirimiri.
No sé, comparten número de sílabas
y en definitiva, se trata de agua.
Será que bebo de la misma sed
y el amor a la verdad en mí es paradójico,
pero exacto.
Mi propio mito,
¿con qué podré compararlo?
No hará más que agrandarse
si disparo al Buda sonriente del centro.
Pero desprecio al poeta
indiferente a la eternidad.
Ese tipo de persona que suda por feliz.
Y de nuevo asociación:
el agua del moribundo es el sudor de la felicidad.
Será que bebo de la misma sed
y el amor en mí es paradójico,
pero exacto.
Atravesado por lugares comunes,
donde el umbral es vertical
y los pilares horizontales;
así pasa uno la vida:
buscando un poema inasible,
repitiendo el mismo todos los días
o naciendo y muriendo en cada verso (touché).
Pero desprecio al poeta
indiferente a la eternidad.
Será que bebo de la misma sed
y el amor a la verdad
llega compuesto y a deshora.
2 comentarios:
Los japoneses siempre tan comedidos como poéticos. Buenos versos, amigo. Un abrazo
El agua, como no, formando parte de nuestra inspiración poética. Un trabajo estupendo, Rafael.- Abrazos
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