Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

domingo, 31 de mayo de 2015

Agradecimientos

(Thoreau.La vida sublime, Maximilien Le Roy / A. Dan)


 
A la poesía, 
por colocar un manso mohín en mi bragueta.
No se trata de decadencia,
si no de madurez burlarse de la sangre:
mercromina para paliar el nacimiento.

A las chicas tristes de la Alameda,
porque a media luz
no les gusta que las desvistan,
pero sí que las vistan.

Al amor infecto
lleno de símbolos que me hacen hablar.
Si pido respuestas,
tengo cerezas y olvido.

A las sombras duras de la noche mantis,
danzando en favor de los cables
para que el dique se rompa.
Así la mañana,
una catarata de espadas.

A Sevilla,
por hundirme contra mi voluntad
en sus vellones
e intentar que tome del pueblo
sus últimos trinos.
Al revulsivo lo llamo hemocracia.

A los que pierden,
defensores del instante ante la inteligencia.
Seguid buscando
mientras doy la espalda al silencio.
Arrodillaos y besad este suelo.

A la muerte,
por ser tan joven.
Sólo el frívolo la trasciende.


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