(Thoreau.La vida sublime, Maximilien Le Roy / A. Dan)
A la poesía,
por colocar un manso mohín en mi bragueta.
No se trata de decadencia,
si no de madurez burlarse de la sangre:
mercromina para paliar el nacimiento.
A las chicas tristes de la Alameda,
porque a media luz
no les gusta que las desvistan,
pero sí que las vistan.
Al amor infecto
lleno de símbolos que me hacen hablar.
Si pido respuestas,
tengo cerezas y olvido.
A las sombras duras de la noche mantis,
danzando en favor de los cables
para que el dique se rompa.
Así la mañana,
una catarata de espadas.
A Sevilla,
por hundirme contra mi voluntad
en sus vellones
e intentar que tome del pueblo
sus últimos trinos.
Al revulsivo lo llamo hemocracia.
A los que pierden,
defensores del instante ante la inteligencia.
Seguid buscando
mientras doy la espalda al silencio.
Arrodillaos y besad este suelo.
A la muerte,
por ser tan joven.
Sólo el frívolo la trasciende.
No se trata de decadencia,
si no de madurez burlarse de la sangre:
mercromina para paliar el nacimiento.
A las chicas tristes de la Alameda,
porque a media luz
no les gusta que las desvistan,
pero sí que las vistan.
Al amor infecto
lleno de símbolos que me hacen hablar.
Si pido respuestas,
tengo cerezas y olvido.
A las sombras duras de la noche mantis,
danzando en favor de los cables
para que el dique se rompa.
Así la mañana,
una catarata de espadas.
A Sevilla,
por hundirme contra mi voluntad
en sus vellones
e intentar que tome del pueblo
sus últimos trinos.
Al revulsivo lo llamo hemocracia.
A los que pierden,
defensores del instante ante la inteligencia.
Seguid buscando
mientras doy la espalda al silencio.
Arrodillaos y besad este suelo.
A la muerte,
por ser tan joven.
Sólo el frívolo la trasciende.