Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

lunes, 23 de mayo de 2011

15 Poemas Para Una Revolución (I)




1 . El durmiente del valle - Arthur Rimbaud



Un rincón de verdor donde un arroyo canta

Emperchando a lo loco en la yerba rasgones

De plata; donde el sol, desde altiva montaña,

Reluce, un vallecito que hace espumas de luces.



Boquiabierto, un soldado joven con la cabeza

Descubierta y la nuca bañada en berro azul,

Duerme; está tendido en la hierba, bajo nube;

Pálido en verde lecho donde llueve la luz.



Con los pies en los lirios, duerme. Sonriendo como

Lo haría un niño enfermo, duerme un momento.

Natura mécelo cálidamente. Tiene frío.



Ya no agitan perfume las ventanas

De su nariz; al sol duerme, la mano al pecho.

Tranquilo. En su costado tiene dos hoyos rojos.




2. Revolución - León Felipe



Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.

Y siempre habrá un sol también
—un sol verdugo y amigo—
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.




3. El cuadrado de la hipotenusa - Benjamín Péret



Primera flor del castaño que se eleva como un huevo

en la cabeza de los hombres de metal
duro como una escollera
cuando
en la lluvia de tinta que me atraviesa con espejos
tus ojos mágicos como un árbol degollado
gritan en todos los tonos
Yo soy Rosa
te am0 como el antiguo helecho ama a la piedra que lo ha
transformado en ecuación
te am0 a brazo partido
te am0 como una sartén al rojo en una caverna
Que tu vestido de alambre de púas
me desgarre con un estruendo de vajilla que cae por la escalera
te amo como una oreja arrancada por el viento
que silba Espera
Espera que la plancha haya quemado la camisa de rocío
para hacer florecer en ella el reflejo del cristal escondido en
una gaveta
espera que la pompa de jabón
después de haber reventado como un zar de los topos
que no cubrirán jamás los hombros amados
renazca en el polvo asesinada por el sol que se ha vuelto azul
y que yo acecho por el ojo de la cerradura
velluda
helada
en la prisión de líquenes polares donde me has encerrado
espera vástago de la sal
espera vino de acantilado que acaba de aplastar un patronazgo
espera víscera de fósforo que no sueña sino en incendios de
bosques
espera
Yo espero

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