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Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor
(Jesús Hilario Tundidor)
Los labios inconstantes de la brisa
Bien pudiera llamarse, en el estío,
La hora del mediodía,
Noche en que al hombre de luchar cansado
Más que nunca le irritan
De la materia la imponente fuerza
Y del alma las ansias infinitas.
(Rosalía de Castro)
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