domingo, 28 de junio de 2015
Vida En Las Ciudades
Hasta que los perros salgan en estampida
cada noche será un viaje por la histeria.
¿Es aquí la pensión donde se ahorcó Wenceslao Rodríguez?
Ensuciamos poco los cristales
y dejamos la puerta abierta a los extraños.
Buscando el hueco que ocupa la poesía
en la vida del occidental.
Sería maravilloso
que el aire entrase por las ventanas alguna vez,
pero el sueño ha perdido vals
y vas y vienes como desde hace pasos.
Mejor deja que hable tu hígado de oca.
¿Es aquí la pensión donde se ahorcó Wenceslao Rodríguez?
Seguimos las huellas de seres lúcidos
que dan la mano sin sombrero de copa.
Se sentaban a la puerta de sus palacios
hasta que oían una carcajada,
encontrarlos como paisano
resulta más difícil que como turista.
Mientras tanto,
los amantes van por su camino
y no se apartan de los bancos grises,
son como siguen en páginas con hueco:
confundiendo tristeza con melancolía.
¿Es aquí la pensión donde se ahorcó Wenceslao Rodríguez?
Dice que aplican tarifa reducida si somos escritores,
que podemos colgarnos de la viga para acreditarlo.
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2 comentarios:
Hola, Rafael, vitalista y con cargas de profundidad, como es tu poesía.- Saludos desde mi tórrida azotea.
El malditismo llevado a su extremo poético. Bravo. Un abrazo
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