(Javier Vellés)
Revista Sur Exprés: ¿La vida puede ser una lata?
Pedro Casariego: Sí, supongo que sí, aunque para mí nunca lo ha sido. Creo que pensar que la vida es una lata es, si pensamos en el verdadero significado de la frase, algo muy suave, muy dulce, muy inofensivo, algo así como un grano en la barbilla o tener que dar de comer al perro o estar obligado a pronunciar frases como "Buenos días tenga usted" o, incluso, "Felices fiestas, tío Alberto". Si alguien cree que la vida es una lata, así, sin más cáscaras, tiene grandes posibilidades de alcanzar la felicidad a través del aburrimiento, del tedio, del hastío, de la benéfica paz terrena. Lo terrible es la obsesión, ser un simple esclavo de un alma estropeada. Estar encima de un tejado blanco, debajo de un cielo azul, muy aburrido, sin nada que hacer, con un pitillo y un zumo de naranja en la mano, es estar llamando a la felicidad. Y la felicidad es un ángel avejentado que a veces contesta. Porque la felicidad también es un ángel aburrido.
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