(Jillian McDonald)
Sentir la influencia de los muertos en el mundo no es ninguna metáfora, de igual modo que no es ninguna metáfora escuchar el cronómetro de radiocarbono, el contador Geiger amplificando la débil respiración de una roca de cincuenta mil años de edad. (Como el pálpito débil tras la pared de la matriz.) No es ninguna metáfora ser testigo de la fidelidad asombrosa de los minerales magnetizados, incluso después de cientos de millones de años, señalando el polo magnético, minerales que nunca han olvidado el magma cuyo enfriamiento los ha dejado para siempre llenos de deseo. Anhelamos un lugar; pero el lugar mismo anhela. La memoria humana está codificada en corrientes de aire y sedimentos de río. Éskers de ceniza esperan a ser recogidos, vidas que esperan ser reconstruidas.
(Anne Michaels)
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