Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

sábado, 1 de marzo de 2014

Carta Abierta A La Comisión Europea


Señoras y señores, miembros y miembras de la Comisión Europea, me remito a ustedes en este escrito a raíz de un trágico suceso acaecido en las costas de mi actual país de residencia e irremediable lugar de nacimiento. El pasado 6 de febrero, 15 personas procedentes de diversas regiones africanas perecieron ahogadas en aguas cercanas a Ceuta en el intento desesperado de sobrevivir al futuro en una tierra menos hostil. La actuación de las fuerzas de seguridad, ordenada por el director de las mismas, Arsenio Fernández de Mesa , fue, cuanto menos, controvertida, demostrándose en imágenes de distintas cámaras de seguridad que fueron disparadas pelotas de goma durante la travesía a nado de distintos inmigrantes. Que este hecho pudiera ser la causa directa o indirecta de la muerte de algunos o de la totalidad de ellos es algo que quizá nunca conoceré. En cualquier caso, exijo la dimisión del Sr. de Mesa y de los responsables prácticos e ideológicos de este "método disuasorio".
Debido al caracter sectario de la política española, voces del Partido Socia-listo (PSOE, perdón por la licencia, se trata de una denominación personal) y de otros grupos de la oposición al gobierno actual se han adscrito a la crítica simplista exigiendo la dimisión del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sin ir más allá en sus reivindicaciones. Personalmente, mis preferencias políticas no se adhieren a ningún partido existente. Si tuviera que definirme podría ofrecerles como indicio que del techo de mi habitación pende una bandera del grupo Rage Against The Machine. Y por eso, como pretendo llegar hasta el engranaje de la máquina, necesito ir más allá.
La inmigración es un problema global, no local, porque cuando alguien consigue cruzar la frontera española está cruzando la frontera europea. No pedir ejemplo cuando tú no quieres ofrecerlo parece una de las premisas fundamentales de la ética democrática que Cecilia Malström, Comisaria Europea de Asuntos Interiores, olvida al recriminar a España sus “políticas represivas”1.
Los países del norte de la UE llevan décadas desarrollando diplomacias migratorias cercanas a la ideología nazi no sólo para los irregulares, sino también para los regularizados (términos de por sí detestables). En Bélgica es inviable la permanencia de un extranjero si no percibe al menos 1300 euros mensuales 2. Suecia3, Suiza y Dinamarca destacan por su mínima tasa de empleabilidad foránea y los escasos niveles de paro autóctono4. Estos estados que se autoproclaman referente del progresismo occidental han fundado sus sólidas economías en principios excluyentes, enclaustrando sus sociedades tras checkpoints económicos, condescendientes con una globalización elitista.
Parece fácil mirar hacia el sur cuando no tienes a un sólo paso de estrecho al continente más pobre del mundo jugándose su gangrena a cara o cruz. Divago con la certeza de que si un país europeo pudiera dar lecciones de acogida, a excepción de recientes medidas made in PPSOE (otra licencia personal), véanse las concertinas o actuaciones anti-humanitarias por fortuna no demasiado habituales, España sería un hipotético candidato. La labor de iniciativas privadas, ONGs o asociaciones es cada año impagable y compensa en parte la dejadez de muchas instituciones. En términos generales, no considero que el racismo sea una de nuestras señas de identidad, y en particular, en el caso de las comunidades del sur, creo en ello con aún más convicción.
Las situaciones son tangibles cada mes en la zona del estrecho, este drama no debería ceñirse a corrientes de pensamiento de uno u otro bando, sino tratarse al dictado de la tan cacareada Declaración Universal de Derechos Humanos. Adosar toda la responsabilidad del problema migratorio africano a las sociedades europeas más depauperadas (Italia, Grecia, España) exige una vehemente reflexión. Como al parecer, el hambre nunca ha sido asunto serio más allá de conciertos, singles cuchipandescos y aspiraciones al Nobel de la paz de Bono, su factible erradicación no tiene visos de producirse fuera de ejercicios poéticos. Así pues, si una mínima conciencia resta tras las paredes de la ONU y del Parlamento Europeo, propongo procurar una existencia más próspera a los hijos de la descolonización a modo de panacea. Y ahora dígame, Sra. Malström, ¿qué prosperidad pueden ofrecer naciones sumidas en una crisis de duración incierta, con índices de desocupación en máximos históricos? Se lo diré, la "prosperidad" de ingresar en la marginalidad, la condena a moverse en las líneas de la legalidad/ilegalidad que usted y sus colegas tanto gustan de dibujar.
Remitiéndome a lo dicho anteriormente, el mal endémico que trato aquí es una cuestión mundial, y urge la concienciación plena en primer lugar de poblaciones desarrolladas como la que usted representa, dotadas de medios para contribuir con el fin que expongo. Porque, disculpe mi ignorancia, pero desconozco la causa de esta sempiterna coincidencia: los países más ricos siempre destacan por el férreo control de sus fronteras.

Con acritud,
R.I. 

 





3 comentarios:

María José Collado dijo...

Tienes mucha razón Rafael, los medios disuasorios para que no lleguen a nuestras costas son lamentables y más lamentable aún que los países más desarrollados sean los primeros en cerrar sus fronteras a toda esperanza de futuro para seres humanos de países subdesarrollados. Un saludo.

José Luis Martínez Clares dijo...

Espectacular. Un abrazo admirado

Luis Salares dijo...

Estoy de acuerdo en todas tus reflexiones Rafa, el mundo existe para todos y los flujos migratorios, no dejarán de suceder mientras existan las guerras, hambres, y otras calamidades que conducen a los seres humanos a ello, por mucho que los países ricos quieran cerrar los ojos a la realidad, y encerrarse en su burbuja de cristal. Un abrazo