Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

viernes, 6 de junio de 2014

Una Playa Cualquiera

(David Seymour)


Escribe sus memorias. Intenta en ellas esclarecer el lugar que ocupa el héroe en el sistema de la inevitabilidad, conciliar los opuestos entre sí conceptos de ser y destino.
El fuego flamea alegremente en la chimenea, en la cocina trajina su esposa, una muchacha exaltada que no pudo darle un varón, pero que se consuela pensando que, aún así, pasará a la historia. Prepara la cena, a la que asistirán el cura párroco y el boticario, ahora el más íntimo amigo de Prometeo.
El fuego flamea en la chimenea. En la pared hay un águila disecada y una epístola gratulatoria del tirano del Cáucaso y que gracias a la inventiva de Prometeo logró reducir a cenizas la ciudad sublevada.
Prometeo esboza una sonrisa. Tal es ahora su única forma de expresar su disconformidad con el mundo.


(Zbigniew Herbert)

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