Quietas las aguas bajo la luna turbia de septiembre
y las palabras como globos de humo
torpemente elevándose, deshaciéndose luego,
materia sin ceniza bajo el pausado aire.
"Si tú pudieras", una barca desarbolada pasa
y lentamente en la noche se pierde.
"Detrás de todo está Dios, la esperanza", caen las hojas
de principio de otoño, rozan la tierra a nuestros pies.
"Tienes que pensar en el futuro, que luchar",
las luces poco a poco se apagan tras las ventanas, enfrente.
No pude contestarte, aún no puedo,
miramos pasar el río, la oscuridad, el tiempo,
tu voz se fue rompiendo hasta hacerse silencio.
Después nos fuimos. No pude contestarte.
Ahora simplemente te escucho en la memoria,
con remota ternura doy fe de tu recuerdo.
(Juan Luis Panero, Sevilla, 1966)
y las palabras como globos de humo
torpemente elevándose, deshaciéndose luego,
materia sin ceniza bajo el pausado aire.
"Si tú pudieras", una barca desarbolada pasa
y lentamente en la noche se pierde.
"Detrás de todo está Dios, la esperanza", caen las hojas
de principio de otoño, rozan la tierra a nuestros pies.
"Tienes que pensar en el futuro, que luchar",
las luces poco a poco se apagan tras las ventanas, enfrente.
No pude contestarte, aún no puedo,
miramos pasar el río, la oscuridad, el tiempo,
tu voz se fue rompiendo hasta hacerse silencio.
Después nos fuimos. No pude contestarte.
Ahora simplemente te escucho en la memoria,
con remota ternura doy fe de tu recuerdo.
(Juan Luis Panero, Sevilla, 1966)