(Sonia Delaunay)
Arrancas en línea recta desde ti,
conoces las profecías,
diversificas tu soledad para llegar al asombro,
pero aguardas nuevas sierpes
y tu imagen vale apenas como refuerzo
de lo que intentas sostener.
Tu imagen inmóvil
no vive por sí misma,
no puede sostener otra imagen sin torcerse.
Hay que ser más egoísta cuando amas algo ajeno.
Deja en tus manos todas las certezas:
penas, alegrías y un renglón en el cielo.