(Rabid, David Cronenberg)
Y amarte
con la mejor de mis mitocondrias
que guardo en el libro donde las flores prensadas,
hasta una danza perdida tras la hondura.
Nadie cree que esta ley
pueda destruir nuestras vidas
sin la piedad extraña de los vinos dulces.
Alguien escribió un poema
sobre los trozos de una botella rota
brillando
entre cenizas
del patio de un hospital
y digamos que la sangre
no sabe despedirse.
Yo te busco siempre en tus sustancias,
amor de muchas muertes.
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