(La novia del viento, Oskar Kokoschka)
Debe ser así:
borrando comas,
borrando guiones entre el arte y la vida.
Y quién puede confiar en las palabras.
Se antojan muy pequeñas
para el idioma del sueño.
El viento mueve las palabras,
la música hace mecer el viento.
2 comentarios:
El sueño no entiende de nada, es ingobernable.
Las alas de la música mueven el viento y las palabras quedan en su propio limbo. Un saludo azul.
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