(Maruyama Okyo)
No quiero que la literatura sea otra fase de la vida.
Es el único lugar donde sólo existe un hombre
que descodifica la vida como temblor.
Por sentarte a esperar a ti mismo
te denominan poeta.
A todas luces una deuda de suerte.
Podrían llamarte fantasma
por caminar sin poner planta;
enfermo por nunca parecer curado de espanto;
sátrapa por arrendar muy caro el ventrículo izquierdo.
Y podrías inventar
un nuevo plural para etcétera.
Un día de tu vida resulta largo a veces,
lo suficiente para no confundir
el verso con el destino.
Sobran sed y paciencia en papel de muselina.
Igual que los calendarios,
sabes hacer daño sin usar las letras.
Convencido de que Dios
se esconde en los números.
2 comentarios:
Belleza matemática. Abrazos
Un placer leer tu poema Rafa. Un saludo.
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