Un juego por debajo de la vida. Las cosas aparecen. Este rumor que hemos sentido cuerpo. Lo que ha empujado con fragilidad. Cada paso que arrastra, de nosotros, entre los laberintos y la puerta. La tiranía impaciente, abrimos la distancia y lo precipitado: la lengua –balbuceos, incómodo lenguaje- náufraga del idioma, todo es distancia aquí. Son pequeños los ruidos que hacen la realidad. Atravesada y lenta, indefinida, tan rota para el nudo como un golpe voraz. La boca aguarda sólo lugares impacientes.
(Ana Gorría, de su nuevo poemario La soledad de las formas)
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