Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

viernes, 1 de febrero de 2013

El Mal Animal




Dije jazmín cuando debí
decir manos, y lástima
cuando justicia, y gloria
cuando dolor o vida.
Como la caña sobre el río
se inclinaron mis páginas al aire corredor,
defendí o silencié cuanto mantienen
los espejos del oro, me acosté
con la pureza y con la moda,
dormí sobre un estilo reconociblemente mío,
cautela, ingenio, fórmula, negada
sed de renombre, trabajaron
mi voz, logré
sabias maneras de interesar,
de estar a muchos, no
indisponerme con lo que ya hacía
o con lo que yo era
y no ardí nunca entero en mis palabras
ni he dejado de acariciarlas
como aquel que se sienta sobre sus propias heces.
Creyéndome en carrera de caballos
corrí para ganar, mirando siempre
a los demás, midiendo.
Pero en esta hora última
me han dejado mis gracias verbales, amigos.
Mi innegable destreza y mi extraña ternura
poco alivio me arriman. Ya veo que me voy
sin poner planta, sin haber venido.

(Fernando Quiñones)


2 comentarios:

José Luis Martínez Clares dijo...

Tan próximo. Tan inusual. Abrazos

María José Collado dijo...

Un atisbo de adiós el de Quiñones.

Anímate y pasa con nosotros un rato el día 8, más tarde, posiblemente, los desperdicios nublarán el horizonte.

Un saludo.