Recuerda
esas palabras minúsculas,
pequeñas
pupilas pulidas por las olas
de la fría eternidad.
Póntelas de una en una
bajo la raíz de la lengua,
hasta encontrar al fin
aquella
que se derrita en tus labios
y se haga poesía.(Jón úr Vör, Chinas)
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