En efecto, en muchas ocasiones, el poeta dice algo literalmente insensato que nuestra razón interpreta a su modo; esto es, de una manera que le es congruente. Pero ello no impide que la insensatez siga actuando en calidad de tal, aunque privada del disentimiento que la actividad intelectiva dispara automáticamente contra lo incomprensible… la interpretación racional sirve, en estos casos, no sólo para darnos un sentido comprensible, sino también, y sobre todo, para anestesiar y suspender el disentimiento, y permitir que lo dicho obre desde su literalidad con el efecto que en nosotros correspondería… Ahora bien, la frase ilógica continúa en nosotros leal a susentido literal, que recibimos también, pero apaciblemente y con asentimiento, en combinación armónica con el otro sentido sensato… ¿A qué se debe este fenómeno de duplicidad significativa? Evidentemente a algo que con frase vulgar denominaríamos «la fuerza de las palabras». Las palabras a veces no pueden separarse por completo de lo que literalmente afirman…
Carlos Bousoño
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