En la década de los 40, Inglaterra vivió uno de los periodos más duros de toda su historia reciente. Desde su inicio, la Segunda Guerra Mundial hizo estragos en la economía y moral de la sociedad. Poetas herederos de la llamada 'Generación Trágica' fueron protagonistas durante estos oscuros años del panorama literario británico. Uno de ellos, Day Lewis, contestó con estos versos a la encuesta realizada por un grupo de periodistas acerca de la actitud pasiva de sus coetáneos:
Aquellos que llevados por estupidez o por simple codicia
esclavizaron religión, mercados, leyes,
utilizan ahora nuestra lengua y nos obligan
a hablar en defensa de la libertad.
Es la lógica de nuestros tiempos
tema no apto para nuestros versos,
pues aquellos que vivimos de honestos sueños
no podemos defender ahora lo malo contra lo peor.
Puede afirmarse que la implicación social de los poetas ingleses del momento resultó algo escasa; muchos marcharon a otros países o miraron hacia otro lado con ensimismada indiferencia.
Stephen Spender destacó como ejemplo de compromiso, militando dentro del bando republicano en la Guerra Civil Española, participando activamente en la resistencia londinense contra los nazis y versificando el temblor humano con una honestidad excepcional.
Poesía y Compromiso son términos indisolubles, y bajo el signo de tiempos difíciles, su sinonimación debe conservarse plenamente íntegra. Somos herederos de voces que se desangraron la garganta con los cristales del silencio, y sin embargo, hablaron. Hemos crecido estudiando a poetas que murieron por sus ideales; a algún poeta cuyos libros podemos encontrar en el lugar mas recóndito del mundo, pero cuya fosa seguimos buscando. Tenemos una deuda con todos ellos, porque la herencia de sus verdugos continúa latente como una pétrea tenia. Y no veo a una nueva savia (generación de los noventa o de finales de los ochenta, o como quieran llamarla) realmente comprometida, realmente contestataria. El ombliguismo ha vuelto a convertirse en el casi exclusivo leitmotiv de los pocos jóvenes autores que reciben notoriedad. Sólo consagrados como Luis G.Montero, Marcos Ana, Joan Margarit o Caballero Bonald adoptan una postura crítica y se posicionan. Continúan ejerciendo de portavoces de la denominada poesía social española sin un relevo claro.
Debería existir un movimiento opositorio en consonancia con un orden que nos ha conducido a la peor crisis económica y de valores que se recuerda. ¿Por qué hoy la generación de los noventa o de finales de los ochenta, o como quieran llamarla, no publica libros como Compañeros de viaje; Sin esperanza, con convencimiento o La intimidad de la serpiente?
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1 comentario:
Ahora estoy aquí.
http://aplastador.blogspot.com/
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