No me convence el 80% de la poesía de esta generación de nuevos escritores, ni su pretenciosidad, sus ínfulas de trangresión, su vano contenido disfrazado de mediocridad.
No me gusta el ménage à trois artista-trabajo-dinero. Hay que alentar el onanismo del arte.
No soy ateo, le rezo cada día a Marvin Gaye.
No quiero vivir en una comunidad donde su televisión pública emite en prime time un programa que frivoliza con la tortura animal.
No creo en los minutos de silencio.
No comulgo con la mayoría de supuestos progres que ornamentan el movimiento intelectualoide de este pais, más conmovidos por la situación del Sáhara que por lo que ocurre a medio kilómetro de sus chalets. Ávidos de sabotear con rótulos antibelicistas la ceremonia de los Goya pero incapaces este año de alzar la voz por la situación económica actual en el mismo escenario.
"Que tal,disfruté escuchándote el pasado martes en Sevilla.¿Me recomendarías tocar el tema del franquismo en mis comienzos si quiero hacerme un hueco en certámenes de este pais? Siempre he oido que aún es un tema no-oficialmente tabú. Cuídate."
No me vale la evasiva respuesta que Luis G.Montero me dió a esta pregunta ayer en una charla digital en el diario Público:"Si vas a escribir, ne te plantees los certámenes como prioridad. Son una ayuda, pero uno no puede escribir pensando en premios. El reto es hacer un buen poema y hablar de lo que uno cree necesario."
El arte de la fuga.
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